domingo, 16 de septiembre de 2018

CREACIÓN ESTACIÓN BIOLÓGICA Alberto Fernández Yépèz de RANCHO GRANDE

El último piso del ala derecha del edificio
de Rancho Grande, sede de la 
Estación Biológica de la U.C.V.

Desde 1950, los investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela, con su nueva sede en Maracay, comienzan a frecuentar más a Rancho Grande. Alberto y Francisco Fernández Yépez, Carlos Julio Rosales y el auxiliar Mario Gelvez, colectan semanalmente muestras de animales, principalmente insectos y realizan algunas actividades docentes en Rancho Grande. Los intentos realizados para que la Estación permitiera que la Universidad pudiera disponer de un laboratorio, habían resultado infructuosos. Por ello se solicitó al Decano de la Facultad que gestionara la adquisición de parte del edificio para acondicionar allí unos laboratorios.

Placa colocada en la Estación en 1987


Laboratorio de la Estación


El profesor Alberto Fernández Yépez asume el papel de intermediario entre la Universidad y el Ministerio de Agricultura y Cría para obtener permiso para usar algunos espacios en Rancho Grande. El 10 de Julio de 1959 el decano de la Facultad, Dr. Pompeyo Ríos, solicita apoyo al Rector Francisco De Venanzi, quien a su vez se dirige al Profesor Francisco Tamayo, de la División de Investigación de la Dirección de Recursos Naturales Renovables del Ministerio, planteándole la posibilidad de brindar un lugar de trabajo en la Estación para la Universidad y mientras esperaban respuesta solicitan y obtienen permiso para ocupar una pequeña casa situada pocos metros más arriba del restaurante de la curva de Rancho Grande. Esta casa fue demolida años más tarde.
El personal del Ministerio no tenía interés en compartir sus espacios de la Estación con personas de la Universidad, para la época considerada como un refugio de revolucionarios. Así, antes de facilitarle laboratorios en la parte remodelada de la Estación, prefirió asignarle un espacio en la parte inconclusa y abandonada del edificio. Las posibilidades de la Universidad para construir sus laboratorios, parecían entonces remotas. El 3 de Agosto de 1959, el director de Recursos Naturales Renovables, ingeniero agrónomo Alfredo Rivas Larralde, por instrucciones del Ministro de Agricultura y en oficio Nº RNR-3473, participa al decano de la Facultad que está autorizado para acondicionar, equipar y usar cuatro habitaciones en la parte alta del ala derecha del edificio, en ese entonces inconclusa, indicando que los costos para lograrlo debían ser cubiertos por la Universidad. Ciertamente el área asignada era la más lejana a las instalaciones del Ministerio y no tenían absolutamente ninguna obra para utilizar electricidad ni servicio de aguas negras ni blancas.
No teniendo la Facultad recursos financieros para ejecutar la recuperación de los cuartos asignados, el nuevo decano, Dr. Manuel Vicente Benezra, solicita colaboración al Ministro de Obras Públicas, Dr. Santiago Hernández Ron, quien acoge la solicitud y autoriza, dentro del "Plan de Obras Especiales del Ministerio", a la compañía Cadeca, que ya se encontraba mejorando la parte del edificio perteneciente al Ministerio de Agricultura, para que proceda a la ejecución de las obras que requería la Universidad. El decano encarga a los profesores Macrobio Delgado y Carlos Julio Rosales, de los Institutos de Botánica y Zoología respectivamente, como responsables de los trabajos, sin embargo con esta ayuda sólo se logró la instalación de una escalera metálica para el acceso (muy incómoda por lo empinada) y la construcción de algunas ventanas y puertas de hierro.
Posteriormente se pensó en obtener del presupuesto de la Facultad una partida mensual de un mil bolívares, pero ello resultó imposible por lo escaso de los recursos disponibles. El profesor Alberto Fernández Yépez propone y anexa un proyecto para acondicionar las áreas de la Facultad a través del apoyo del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico (CDCH) de la Universidad. Una vez aprobado por las autoridades, se encarga a Alberto Fernández Yépez, quien se dedica a realizar cálculos, buscar precios de materiales e incluso a diseñar y dibujar los planos respectivos. El 11 de Mayo de 1964, el proyecto, por 17.848 bolívares, es aprobado por la Comisión Científica del CDCH, bajo el número 98, haciendo entrega de la suma mencionada al profesor Alberto Fernández Yépez como responsable de su ejecución.
Al comienzo se pensó utilizar al personal obrero de la Facultad, pero ello no dio resultado; luego las fuertes lluvias impidieron comenzar la obra durante los meses siguientes, por lo que no fue sino hasta Enero de 1965 cuando se comenzó a trabajar. El profesor Alberto Fernández Yépez se encargó personalmente de los trabajos y diariamente subía a Rancho Grande para llevar materiales, inspeccionar los trabajos e incluso para realizar algunas labores de carpintería y diseño de los laboratorios.


El 5 de Mayo de 1965 se concluyó el proyecto a un costo de 17.822,20 bolívares, es decir 25,80 menos que lo aprobado por el CDCH. Casi inmediatamente, el profesor Alberto Fernández Yépez propone una nueva inversión de 37.000 bolívares para agregar dos nuevas habitaciones, dos oficinas y dos laboratorios, solicitando además 44.341,20 bolívares adicionales para dotaciones. Esta propuesta fue sólo parcialmente aceptada y se logró anexar nuevas áreas a lo ya construido. En Agosto de ese año, los directores de los Institutos de Zoología y Botánica, Gerardo Yepéz Tamayo y Ludwig Schnee suscriben el primer reglamento, elaborado por Alberto Fernández Yépez con carácter provisional, del uso de las instalaciones de la Facultad en Rancho Grande. Así, la vieja casa prestada fue desocupada y los investigadores de la Facultad comenzaron a quedarse en sus nuevas instalaciones.

El 10 de Febrero de 1966 se inauguran los "Laboratorios de Botánica y Zoología de Rancho Grande" de la Facultad de Agronomía en un concurrido acto al cual asistieron las autoridades de la Facultad y diversas personalidades del Estado Aragua, quienes luego disfrutaron de un brindis hasta el atardecer. Entre los presentes se encontraban el rector de la Universidad Central de Venezuela, Dr. Jesús María Bianco; Monseñor Feliciano González; quien bendijo las instalaciones; el decano de la Facultad, Dr. Manuel Vicente Benezra; Alberto y Francisco Fernández Yépez; Gonzalo Medina Padilla, director de la Estación del Ministerio; José Luis Méndez Arocha; Gerardo Yépez Tamayo; Francisco Tamayo Yépez; José Luis Sánchez; Elbano Martin S.; José Luis Arcay; Eduardo Osuna; J. Lugo Blanco; el Padre Yanoni; J.J. Pacheco; Iride Mendible; Amelia Montesinos; Eduardo Lander; Julieta Fernández; América Trujillo; Alcides Guatarasma; Aquiles Montagne; Carlos Julio Rosales; David Villasmil; Alberto Fernández Badillo; Mario Gélvez; Evaristo "Agapito" Torres; Jan y Bohumila Bechyne y muchos otros profesores y estudiantes de la Facultad. Hubo un emotivo discurso del decano de la Facultad, Dr. Manuel Vicente Benezra, quien expreso:



"Cinta de concreto que une Maracay con la costa. Bosque de árboles centenarios. Bruma, arroyos cristalinos. Maravilla puesta por la naturaleza en despliegue de la variedad inmensa del Dios creador. Historia evolutiva de un pedazo de suelo, suelo en evolución, vegetación cambiante, corola de luz entre nubes tropicales. Así se llega a Rancho Grande. Tu nombre fue cambiado y te bautizaron con nombre de sabio, te dieron su nombre en recuerdo de su obra, o es acaso su obra recuerdo de tu nombre. Al decir Henri Pittier, más que decir un nombre, elevamos una oración. Plegaria inmensa que abarca a todos aquellos que dedican su esfuerzo a conservar los árboles en los bosques, el agua en las quebradas y el trino entre plumones de brillantes colores. A la orilla del camino, víctima del tiempo, se elevaba al cielo, como mudo monumento de la inconstancia humana, los fríos aposentos de quien, en épocas pasadas, hubiera sido sitio de alojamiento, para el turista de vista cansada, que abriría los ojos para que por ellos entrara toda la belleza de los Valles de Aragua y el azul intenso de su lago. En múltiples ocasiones, profesores que buscan y buscan y que al fin por tanto buscar encuentran, pensaron que en aquella torre; fría, húmeda y carcomida por el tiempo, podría crecer como los sueños si se les da la vecindad del alma, que en esa torre podría crecer el tibio hogar de la actividad creadora. No ya, para ser turista contemplativo de un desfile de maravillas, sino para atrapar entre los hilos finos de las mallas, la realidad de un mundo que pasa y que unas veces es bueno y otras es malo. Nació la idea y poco a poco fue creciendo y hombre generoso, que se llamaban con nombre propio; Tamayo, Altuve, De Venanzi, o con nombre genérico: Consejo de Desarrollo Científico, Dirección de Recursos Naturales, Universidad, materializaron el sueño, el cual ha ido caminando paso a paso, con rumbo cierto, aunque lejos está el horizonte. ¿A dónde nos llevará el camino, por cuántas veredas habremos de pasar?, no le preguntemos al caminante, preguntemos al camino. La fría, la calculadora actividad creadora continuará aquí, con aliento humano y con cariño de abnegación, escudriñando en este mundo infinito que nos rodea; trabajando de día y de noche, con calor y con frío, en beneficio de quienes allá abajo laboran por una patria grande y soberana. No es necesario el piso de mármol, el techo de yeso, las alfombras, los oropeles; para nosotros, estas cuatro paredes, no son comparables ni al más acabado castillo de los cuentos de príncipes y princesas; para nosotros fantasía es ilusión, es sueño. Le daremos vida con trabajo, con empeño y con decisión y cuando, algún osado navegante, mire en las noches hacia la cumbre de Rancho Grande, verá una luz refulgente, luz de alborada en un castillo de torres y torres, donde la verdad tendrá más brillo que las estrellas del cielo. Esta es la Universidad, esta su actividad, no sólo derecho, es obligación, sembrar luces, iluminar mentes, forjar corazones, aprender, enseñar, volver a aprender, seguir enseñando. Pobres de aquellos que aprendieron y no enseñan, pobres de aquellos que quieren apagar el sol tapándose los ojos con las manos. Al final, de campo a campo, de hombre a hombre, del fondo de la tierra saldrá el canto de Universidad que entonado con la mística de un himno, marcaría en sus compases el engrandecimiento de Venezuela. Y esa Universidad, o como se llame, será el pedestal donde descansará el porvenir de la Nación; vanos habrán sido los esfuerzos de quienes quisieron frenarla, pues a la luz, la sombra y el agua no hay quien pueda frenarlos. En este desarrollo, en este crecimiento incontenible de la Universidad venezolana, nosotros diremos: Presente!!, y aquí, en este instante queremos dar nuestro reconocimiento al Rector Jesús María Bianco, pues él, peregrino como nosotros en busca de nuestro destino, ha ido dando agua, luz y sombra. Gracias a todos los buenos samaritanos, gracias a quienes creen en los sueños y trabajan para lograrlos y pedimos al Dios poderoso nos ilumine para que a cada paso, nos sirva de guía en el camino que hoy comienza. Camino: ¿A dónde nos llevas?. Caminante: Los llevo a vivir por Venezuela. Gracias".



Desde este momento se nombró como encargado de la nueva Estación al Dr. Alberto Fernández Yépez, quien posteriormente se dedica a organizar los laboratorios y realizar frecuentes visitas de coleccionamiento, lo cual fue rutinario hasta su muerte, el 27 de Julio de 1970.
Pensando en una rotación anual del cargo de Jefe de la Estación, el 8 de Febrero de 1967, se encarga de la misma a su hermano, Francisco Fernández Yépez. En estos años, los hermanos Fernández Yépez, René Lichy, Carlos Julio Rosales, Eduardo Osuna, Jan y Bohumila de Bechyne, Mario Gélvez, Juvenal Salcedo y Francisco Urbáez visitan frecuentemente la Estación, haciendo colectas y tomando notas sobre la fauna.


Pasillo principal de la Estación Biológica
"Alberto Fernández Yépez" de Rancho Grande
de la U.C.V.

Principalmente se dedican al coleccionamiento de insectos que llegaban atraídos por el bombillo de mercurio colocado delante de una lona blanca fijada a la pared de la Estación. Durante años, esta efectiva trampa de luz ha permitido la captura de innumerables especies de insectos, muchas nuevas para la ciencia. La alta intensidad del bombillo utilizado, fue muy útil para saber si alguien estaba colectando en Rancho Grande, ya que su brillo era visible desde algunos puntos de la ciudad de Maracay. Sólo Alberto Fernández Yépez y su hijo Alberto Fernández Badillo, su ayudante Francisco Urbáez y su compañero malariólogo Gregorio Ulloa hacen colectas de pequeños mamíferos utilizando trampas tipo Scherman, Havarhath, National y Víctor o de golpe; así como de aves y murciélagos usando mallas de neblina.
Desde 1971, queda encargado de la Estación el profesor Luis Fernández Solís, quien venía adelantando un proyecto de registro de insectos plagas con trampas de luz, una de las cuales fue instalada en la terraza de la Estación. El técnico Félix Zambrano actúa como ayudante en este proyecto. En 1972 se logra que la Estación tenga un obrero asignado para su mantenimiento y el cargo es ocupado por Gumersindo Jiménez, quien a través de los años se ganó el cariño y la amistad de todos los que subían a Rancho Grande. En 1975, el profesor Fernández Solís deja la Universidad y la Estación queda en manos, por iniciativa propia, nuevamente del Dr. Francisco Fernández Yépez. Pocos investigadores de la Facultad utilizan Rancho Grande para sus trabajos y colectas, siendo sólo frecuentes el Dr. Francisco Fernández Yépez, el prof. de entomología José "Pepe" Clavijo, el prof. de zoología agrícola Alberto Fernández Badillo y los técnicos Juvenal Salcedo, Anibal Chacón, Francisco Urbáez y Carlos Andara.
Francisco Fernández Yépez fallece el 16 de agosto de 1986. Meses antes había sido nombrado como encargado de la Estación al profesor de entomología Aquiles Montagne, quien no muestra mucho interés en estimular el uso de sus instalaciones e incluso hasta propone que debe manejarse junto con la vecina Estación del Ministerio e incluso anexarse a ella. La falta de recursos económicos tiene sus evidentes efectos sobre el mal estado de la Estación de la UCV.
Posteriormente, en 1982, son encargados de la Estación los profesores José Clavijo y Alberto Fernández-Badillo, éste último finalmente queda como el único Jefe de la Estación desde 1984 hasta 1995. Para muchos estos once años lo consideran como una "época de oro" de la Estación, con un aumento significativo de la presencia de estudiantes y visitantes nacionales y extranjeros para desarrollar actividades de investigación como trabajos de grado, tesis, proyectos y otras tareas; mayor afluencia de institutos docentes como escuelas, colegios, institutos universitarios, pedagógicos y universidades en sus labores de enseñanza; ser sede de congresos y cursos relacionados con la conservación; mayores inversiones para remodelar las instalaciones de la Estación; las mejores relaciones con INPARQUES y lograr compartir espacios de todo el edificio con un contrato de comodato; elevar la Estación a unidad independiente con las otras estaciones de la Facultad de Agronomía; llevar adelante un buen control y vigilancia a través de sus conserjes; controlar el uso del Sendero de Interpretación Andy Field, camino a la toma y uso del Paso Portachuelo; firmar acuerdos de cooperación con entes como la Sociedad Científica Amigos del Parque, la Sociedad Zoológica de Nueva York, entre otras. 
En 1987 la Estación es bautizada con el nombre del Dr. Alberto Fernández Yépez, en merecido homenaje a quien logró que el Ministerio cediera sus espacios para la U.C.V. y se encargara personalmente de su diseño, construcción e inauguración. 
Dr. Alberto Fernández Yépez

En 1995 se nombra como Jefe de la Estación al profesor Jesús Manzanilla, seguido de los profesores John Lattke y Vilma Savini, lamentablemente fue un lapso donde las instalaciones fueron de nuevo abandonadas y disminuyeron significativamente todas las actividades docentes, de investigación, de ecoturismo y extensión conservacionista. En 2014 fue nombrado Jefe de la Estación al Ingeniero Pedro Delgado, quien aún no siendo personal de la Facultad inicia su gestión muy entusiasmado por recuperar sus espacios y actividades, pero enferma y fallece en ejercicio del cargo en el año 2018.

martes, 11 de septiembre de 2018

CREACIÓN DEL MUSEO DEL INSTITUTO DE ZOOLOGÍA AGRICOLA


Serios e injustos conflictos en el Instituto de Zoología Agrícola de la Facultad de Agronomía de la U.C.V. y sus colecciones zoológicas por la creación del MIZA-UCV. Como llegué a ser su primer Director en 1989

Las diferentes colecciones zoológicas del Instituto de Zoología Agrícola de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela fueron iniciadas desde que la institución nació en El Valle, Caracas, en 1937. Las primeras fueron una colección de aves realizada por el profesor de zoología Ventura Barnés Jr. y otra de insectos de interés agrícola creada por el profesor de entomología Charles Ballou. Ello determina que estas colecciones representan las colecciones zoológicas más antiguas de Venezuela. Al separarse la Escuela Superior de Agricultura (futura Facultad de Agronomía de la UCV) de la Estación Experimental de Agricultura (futuro Centro de Investigaciones Agropecuarios del Ministerio del Agricultura y Cría) las colecciones de insectos pasaron a esta última y en la Escuela sólo quedó la colección de aves. Con el tiempo estas colecciones de la Facultad de la UCV tuvieron buenos y malos momentos y la colección de insectos se inició con la donación de la colección particular del profesor Francisco Fernández Yépez.
A estas colecciones zoológicas de la Facultad de Agronomía se sumaron pequeñas colecciones de murciélagos, pequeños roedores, reptiles, anfibios, peces, moluscos, arácnidos y hasta de algunos parásitos, cuyo mantenimiento resultaba difícil por la falta de recursos y la única que permanecía en un estado aceptable y en franco crecimiento fue la colección de insectos. Así pasaron muchos años y cuando alguna publicación de diversos investigadores utilizaban especímenes preservados como referencia, eran citados de diferente forma como “Colección de la Facultad de Agronomía”, “Colección de Zoología Agrícola de la UCV de Maracay”, “Colección de Lepidópteros de la UCV-Maracay”, “Colección de insectos de la Facultad de Agronomía”, “Colección de murciélagos de la Facultad de Agronomía” y muchas más dependiendo del grupo zoológico considerado y del capricho y la decisión del investigador. Por años no existieron catálogos ni numeraciones de muestras y realmente era difícil localizar las referencias.

Alberto Fernández Badillo en la Colección de Vertebrados
atendiendo a niños de un Colegio visitante

Desde mediados de los años ochenta y con un evidente crecimiento de la colección de insectos, la recuperación de la colecciones de grupos de vertebrados y la creación de nuevas colecciones de invertebrados como anélidos, nematodos, ácaros, arañas, escorpiones, moluscos terrestres y otros grupos pronto se comenzó a discutir la posibilidad de uniformizar la forma de citar los especímenes examinados y utilizados como referencia de los investigadores en sus publicaciones con un nombre único. Poco a poco se fue dando forma a esta idea y los encargados de las diferentes colecciones comenzaron a reunirse, cada vez con mayor frecuencia, para crear una figura de un museo único. Entre las propuestas surgió la de crear Secciones y las figuras de Curadores, común en otros museos, Jefes de Secciones y por supuesto un Director del Museo. A estas reuniones asisten con regularidad Carlos Julio Rosales, Eduardo Osuna, Luís José Joly, Francisco Cerda, Alberto Fernández Badillo, Jurg Demarmels, Jorge Terán, Orlando Aponte, Vilma SAvini, Renato Crozzoli y Eduardo Lander, dentro de un ambiente de cordialidad y de fe en un futuro mejor. A pesar de haber contribuido también en estas ideas durante los últimos años, lamentablemente no estaban presentes en este momento Francisco Fernández Yépez, quien había fallecido tres años antes; ni tampoco José Clavijo Albertos, quien se encontraba fuera del país en estudios de postgrado. Poco a poco se fue elaborando un documento borrador que fue mejorado en cada nueva reunión con los puntos de mayor interés, entre ellas la Organización y las Normas del futuro Museo. Finalmente el documento final se envía al Consejo Técnico del Instituto y en su sesión del 21 de junio de 1989 se aprueba la creación del nuevo museo para integrar todas las colecciones zoológicas que se encuentran en la dependencia, aprobando también su organización y las normativas que deberían regir su funcionamiento y así nace el “Museo del Instituto de Zoología Agrícola”, con sus nuevas siglas oficiales “MIZA-UCV”. Estará desde este mismo momento organizado por tres secciones: “Insectos”, “Invertebrados (excepto insectos)” y “Vertebrados”. Cada sección estará formada por los “Curadores” de Colecciones” bien sean personal de planta de la Universidad o investigadores invitados de reconocida trayectoria por su dedicación a la colección de un grupo zoológico en particular. De los Curadores pertenecientes a la Universidad será escogido uno que ocupará el cargo de “Jefe de Sección”. Una vez nombrados estos cargos, de los tres jefes de Sección, los Curadores por votación, en Asamblea del MIZA, seleccionarán al “Director del Museo”. El Director y los Jefes de Secciones obligatoriamente debían ser miembros del personal de planta del Instituto con una dedicación significativa a alguna colección en particular.

Una vez aprobado la creación del MIZA-UCV, el 21 de junio de 1989, se realizaron varias reuniones posteriores con el fin de nombrar a los encargados de los diferentes cargos aprobados para su funcionamiento. Los más dedicados a la colección de insectos hasta este momento eran Francisco Fernández Yépez que había fallecido hacía ya tres años, Carlos Julio Rosales y Eduardo Osuna que no aceptaron ser Jefe de la Sección de Insectos, José Clavijo que en estos momentos se encontraba en Canadá cumpliendo estudios de postgrado, de tal manera que fue nombrado Luís José Joly como Jefe de la Sección de Insectos. Para las otras dos Secciones fueron nombrados Orlando Aponte, en la Sección de Invertebrados (no insectos) y Alberto Fernández Badillo en la Sección de Vertebrados. Cumpliendo con las Normas el nuevo y primer Director del MIZA-UCV debía ser seleccionado entre esos tres investigadores del Instituto. Aunque casi todos los curadores coincidíamos en que el Director del Museo debía ser, al menos en esta primera oportunidad, el mismo Jefe de la Sección de Insectos por ser la colección más importante del mismo, sorpresivamente Luis José Joly no acepta y entonces hubo consenso en nombrar a Alberto Fernández Badillo, Jefe de la Sección de Vertebrados, como primer Director del MIZA. Así fue aprobado por el Consejo Técnico del Instituto y luego por el Consejo de la Facultad la conformación de la primera Directiva del MIZA-UCV.

De esta forma llegué a ser el primer Director del MIZA en 1989 nombramiento del cual me siento muy orgulloso como profesor universitario e investigador. Mi labor reorganizando la colección de vertebrados desde hace ya varios años se la debo al apoyo de varios compañeros de la Cátedra de Zoología Agrícola, al Técnico Carlos Andara y a muchos estudiantes que colaboraron desinteresadamente conmigo en este esfuerzo. Si bien la colección de vertebrados existía en nuestra Facultad desde 1937 en El Valle (Caracas), siendo la más antigua de las tres, la misma fue pasando por buenos y malos momentos y a mi llegada a la Facultad en 1975 se encontraba en muy mal estado. Ahora también tendrían una mayor organización y dedicación algunas colecciones de invertebrados como las de nematodos, moluscos en particular la de babosas de interés agrícola, las de arácnidos, ácaros y escorpiones, además de otros pequeños grupos.

Lamentablemente cuando le notifique vía correo postal de tales nombramientos al entonces mi amigo José Clavijo, que se encontraba estudiando en Canadá, me sorprendió recibir su respuesta, nunca esperada, evidentemente molesto por considerar que no había sido tomado en cuenta y con una expresión que nunca olvidé “¿Y cómo quedo yo allí?”. Dándole respuesta a las razones discutidas por le manifesté, tratando de que comprendiera, que todos teníamos la convicción de que cuando regresara y se incorporara al Instituto seguramente ocuparía el cargo de Jefe de la Sección de Insectos y muy probablemente también sería Director del MIZA. No quedó muy convencido y comencé a descubrir que encerraba grandes ambiciones personales y muchos deseos de figurar e incluso no estaba muy cómodo con el vacío que dejó el fallecimiento de Francisco Fernández Yépez y no haber podido estar presente para ocupar ese liderazgo, ya que se encontraba fuera del país. Todavía conservo las cartas personales que intercambiamos durante esa época y donde me manifestó su incomprendido desagrado por la situación actual del Instituto y sus colecciones.

Casi de inmediato de la creación del MIZA en 1989 y con mi persona como Director del mismo trabajamos todos en armonía pensando que ya era hora de tener una nueva sede para el mismo y logramos consenso para solicitar al Ministerio de Desarrollo Urbano (MINDUR) las facilidades de los planos, cálculos y hasta la posibilidad de construir un edificio igual a los que se construían en ese momento en la “nueva” Urbanización El Paseo en El Limón. Un edificio de tres pisos, donde sólo pedíamos que nos construyeran las paredes externas y nosotros diseñaríamos las internas en función de las necesidades. Así  estudiamos  los planos y las propuestas deben reposar en los archivos del Instituto de Zoología Agrícola. Cuando llegó el momento de preguntarnos ¿Dónde estaría ubicado? Nadie dudó que debiera ser dentro de los linderos del propio Instituto, específicamente en el estacionamiento del fondo que tenía las dimensiones adecuadas y no favorecería que el personal del Instituto se dispersara a lugares distantes.

El regreso de José Clavijo fue traumático en muchos aspectos y se podría definir como violenta y conflictiva, con duras críticas contra las labores de los encargados de las colecciones y a todo lo que se había logrado en su ausencia, en especial en contra de los encargados de las colecciones de insectos. Sus amenazas y críticas enfurecidas lograron que perdiéramos a valiosos entomólogos como Luis Daniel Otero y Jorge González que prefirieron buscar trabajo en otras universidades, mientras otros como Eduardo Osuna, Carlos Julio Rosales, Vilma Savini, Francisco Cerda y mi persona nos sentimos muy molestos con su actitud, claramente marcada por el egoísmo, los deseos de figurar y aires de grandeza. Total que llegada la hora de elegir al nuevo Jefe de la Sección de Insectos y un nuevo Director del MIZA y teniendo clara la posibilidad de que podría ser José Clavijo  el nuevo Director del MIZA, algo difícil de aceptar, se decidió hacer una reunión “secreta“  y en su ausencia en casa de uno de los profesores de entomología para tomar una decisión al respecto. La reunión se efectuó “a puerta cerrada” y la discusión era simple, aceptábamos o no nombrar a José Clavijo como Director del Museo. Argumentos a favor su dedicación y conocimientos de entomología, innegables, pero argumentos en contra, muchos, en especial su carácter, agresiva actitud, sus ambiciones personales evidentes. Al final y después de mucho discutir se decidió darle una oportunidad y elegirlo como Director y ver qué pasaba. Pero ¿Por qué José Clavijo se portaba en esta forma tan agresiva? Nadie tenía claro en su mente las verdaderas razones ¿Envidia? ¿Venganza? ¿Egoísmo? ¿Deseos de Poder?

Su gestión comenzó oponiéndose al proyecto que teníamos casi listo para la nueva sede en un modesto edificio ubicado en el estacionamiento de atrás del Instituto. Utilizando sus contactos se movió para conseguir una fuente distinta para diseñar la nueva sede del museo y contactó apoyo en la Facultad de Arquitectura para elaborar un nuevo proyecto. En las regulares asambleas del MIZA fue presentando a los nuevos protagonistas y con ellos un nuevo proyecto de sede elaborado por una arquitecta y además casi de inmediato comenzó a buscar fuentes de financiamiento con el Consejo Universitario, con el CONICIT, con la Gobernación y hasta con algunas empresas privadas como la Pepsicola.

En el año 1993, con la reelección y posterior toma de posesión del Decano de la Facultad de Agronomía, Dr. Freddy Gil González, éste me propone para el cargo de Director del Instituto de Zoología Agrícola e integrar así su cuerpo de cogobierno de la Facultad de Agronomía. De parte del personal del Departamento, Instituto y los tres Postgrados no hubo ninguna oposición ni crítica. El cargo de Director implicaba también asumir los cargos de Jefe del Departamento y miembro, tanto del Comité Académico del Curso de Postgrado en Entomología, como del Comité Académico del Curso de Postgrado en Entomología en Salud Pública.

Como nuevo Director del Instituto para el período 1993-1996 me manifesté públicamente a favor de una sede para el MIZA-UCV más modesta, adecuada, funcional y menos onerosa, aunque al principio me uní a las discusiones, junto a casi todos los demás integrantes del museo para oír las propuestas que nos hacía José Clavijo, ahora apoyado por la Facultad de Arquitectura, quien logró que fuese diseñado en plano una sede en un gran edificio que sería ubicado en los terrenos de las afueras y con diversas instalaciones capaces, no sólo de albergar las colecciones del Instituto, sino también otras que eventualmente podrían integrarse. Con esta posibilidad o habilidad de presentarlo como un posible Museo para el Estado Aragua le vendieron la idea a la Gobernación de Aragua y su gobernador Didalco Bolívar. Planos y maquetas hechos por una arquitecta de la UCV en acuerdo con la idea del profesor Clavijo, fueron exhibidos dentro de la gobernación. Esto logró una separación de los investigadores del MIZA-UCV en dos grupos, cada vez más distanciados por sus diferentes ideas y opiniones.
Alberto Fernández Badillo preside una de las tantas
asambleas del Departamento e Instituto.

Para 1996 de nuevo soy ratificado en el cargo de Director del Instituto por el nuevo Decano Franklin Chacín Lugo para el período 1996 al 1999. Seguía como Director del MIZA-UCV el profesor José Clavijo quien adelanta gestiones, en forma desapercibida, para iniciar la construcción de la nueva sede, pero como Director del Instituto decidimos en el Consejo Técnico no avalar la gestión en esa dirección, lo que aún separa más a dos grupos con ideas encontradas. Los problemas con José Clavijo se agravan al punto de tener agresiones verbales de su parte, incluso algunas con sanciones aprobadas por el mismo Consejo de Facultad, cuando pierde su compostura y me grita airadamente frente a los representantes del mismo. Aún sin contar con los avales legalmente necesarios, José Clavijo logra liderar a un grupo para dar inicio a las obras con apoyo económico de otras instituciones universitarias y extra universitarias como la gobernación. Las obras avanzan lentamente y pronto deben detenerse por falta de recursos económicos. José Clavijo cree que el vínculo del museo con la UCV es una traba para conseguir financiamiento con la empresa privada y comienza a proponer que el museo debe rebautizarse sin involucrar a la UCV ni al Instituto. La idea no es bien vista por algunos y se agravan las relaciones entre los integrantes, a tal punto que se convoca a una Asamblea para discutir el punto. Después de una larga y calurosa discusión quedan claras dos propuestas: La primera, mantener el nombre actual del museo y la segunda, cambiar su nombre desvinculándolo de la UCV. No se logra acuerdo y hábilmente José Clavijo propone el nombre de Francisco Fernández Yépez como epónimo, a sabiendas que fue un entomólogo muy admirado y respetado del Instituto y todos lo aceptarían. Pero no fue así a sabiendas de los deseos disimulados de un grupo y de nuevo no se llega a ningún acuerdo y al final, como una salida complaciente "salomónica" para ambas posiciones, se logra nombrarlo como “Museo del Instituto de Zoología Agrícola Francisco Fernández Yépez de la Universidad Central de Venezuela”. Ello causa indignación y rabia al profesor José Clavijo por no haber podido lograr su cometido y llega al colmo hasta de inventar que yo me negué a bautizar al museo con el nombre de mi propio tío y así se lo hace saber hasta mis primas, hijas de Francisco. Yo les aclaré después que jamás en vida mi tío Francisco hubiese acogido una propuesta en contra de su amada UCV y que esa era la verdadera razón de bautizarlo con el nombre de Francisco.

Para el año 2000 siento que desde hace meses la situación cambia drásticamente y ahora enfrento posiciones que considero anti universitarias y totalmente alejadas del ámbito académico que debe ser lo lógico en la universidad, estas acciones de oponerse a todo están lideradas por José “Pepe” Clavijo y algunos otros profesores de nuestra dependencia que lo siguen por conveniencia, deseos de figurar, miedo, egoísmo o indiferencia y comodidad, como Luís José Joly, Armando Notz, Rodolfo Marcano, Jurg Demarmels y menos evidentes, pero igual muy indiferentes son las de Carlos Julio Rosales, Vilma Savini, Eduardo Osuna, Jesús Manzanilla, Norberto Valderrama y Renato Crozzoli. Pero lo más triste de esto es que los que conocen bien lo que realmente pasa se muestran indiferentes y no hacen nada por desenmascararlos. Ejerzo los cargos de Jefe del Departamento, Director del Instituto y Coordinador de los tres Postgrados del Departamento de Zoología Agrícola. También sigo como Jefe de la Sección de Vertebrados del MIZA-UCV y en Asamblea del mismo para elegir nuevos cargos me juegan una pasada muy desagradable e injusta. Primero se vota por el Jefe de la Sección de Insectos donde ratificamos al profesor José Clavijo ante la negativa de los otros posibles profesores para asumir el cargo, luego también se ratifica a Orlando Aponte como Jefe de la Sección de Otros Invertebrados no insectos y cuando me ofrezco para ser ratificado como Jefe de la Sección de Vertebrados, pide la palabra John Lattke y propone a Jesús Manzanilla como candidato y al votar  gana por mayoría y es cuando caigo en cuenta de la jugada desleal y sucia. 

Al término del período como decano de Franklin Chacín las elecciones lo favorecen y a pesar de que yo le he dado mi apoyo por varios años y ya habíamos hablado que sería ratificado como Director de Instituto me sorprende que al momento de nombrar los Directores en el Consejo de Facultad mi persona es nombrada como “temporalmente”, mientras el resto son nombrados con todas las de la ley. Discutiendo con el decano y el director de la Facultad, Luís Tadeo Pino Pérez, me señalan que lo que pasa es que varios profesores de Zoología Agrícola se le han acercado para pedirle que yo no sea nombrado para un tercer período e incluso el profesor José Clavijo lo amenazó con amarrarse con cadenas a las rejas de nuestra dependencia si soy ratificado en el cargo. Finalmente me convocan una noche a una reunión donde asisten el Decano y los seguidores más importantes del grupo político que lo apoya. Con sorpresa me entero que el único punto a tratar es la conveniencia o no de que siga ejerciendo estos cargos. El decano me propone crear el cargo de Subdirector de Escuela lo cual me alejaría de esos enemigos políticos sin perder la prima que cobro como director de Instituto. Quedo atónito con su ofrecimiento y le respondo que mi interés no es la prima sino el futuro de nuestra Facultad e insisto en que no se puede dejar presionar por esos profesores que identifico sin rodeos como representantes de un grupo ambicioso y caracterizado por los deseos de figurar a cualquier costo. La discusión se agudiza y finalmente yo mismo intervengo para ofrecer una solución ofreciendo mi renuncia pero introduciendo mi jubilación definitiva de la Facultad, para la cual me faltan sólo unos meses (la fecha que me corresponde es el 02 de octubre de 2000). Después de discutirlo mucho se acepta mi propuesta. Visiblemente desilusionado al ver como se manejan los asuntos de nuestra universidad inicio mis trámites para la jubilación y renuncio a mis cargos antes de iniciar las vacaciones de agosto. Como Jefe del Departamento y Director de Instituto nombran al profesor Rafael Cásares; mientras que para Coordinador del Postgrado se nombra a Renato Crozzoli.

Decido a manera personal pasar a mi situación de "Jubilado" y alejarme para siempre y definitivamente de cualquier actividad de mi querida Facultad, con la cual siempre viviré agradecida por haberme dado tanto. La historia me dio la razón con el tiempo y la onerosa sede del MIZA-UCV nunca ha podido concluirse y sólo una pequeña parte puede alojar con dificultad la colección de insectos. Las instalaciones principales del Departamento e Instituto y sus Postgrados, ahora en sus manos, prácticamente son dejadas a la deriva y comienzan a deteriorarse apresuradamente y la valiosa Colección de Vertebrados y la de Otros Invertebrados se abandonan a su suerte y casi llegan a perderse totalmente, salvándose sólo una pequeña parte que se logra donar al Museo de Rancho Grande del MInisterio del Ambiente. Todo lo que aquí expreso puede ser cotejado con el "Libro de Reuniones del MIZA-UCV" o en su defecto con el Archivo General del Departamento e Instituto o de la Facultad, donde deben reposar copias de las comunicaciones respectivas. 

lunes, 10 de septiembre de 2018

VÍCTOR MANUEL BADILLO FRANCIERI

Creador de los estudios botánicos en la Facultad de Agronomía de la UCV
Víctor nace en La Guaira el 15 de octubre de 1920 como primer hijo de la unión matrimonial de Víctor Manuel Badillo Januccelli y Rosa Elvira Francieri Delgado, quienes se mudarán a Caracas, donde verán la luz sus tres hermanos: Rosa Julieta (1923), Eduardo Alfredo (1926) y Olga Violeta (1927). En 1933 fallece en Los Teques su padre víctima de tuberculosis y los cuatro hermanos menores de edad viven con su madre en El Valle en Caracas. Desde temprana edad descubre su pasión por el estudio de las plantas y se integra a la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales de Caracas la cual había sido fundada por el Dr. Henri Pittier el 29 de octubre de 1929. Allí intercambia frecuentes discusiones sobre las ciencias naturales con personajes como Alfredo Jahn, Eduardo Röhl, Francisco Tamayo, Luís Razetti, Francisco Izquierdo, Ricardo Zuloaga, Enrique Tejera y F. Milá de la Roca, William H. Phelps y su hijo William “Billy” Phelps Jr. En 1931 se crea el Boletín de la Sociedad donde Pittier publica en su primer número, un artículo sobre “El  estado actual de nuestros conocimientos acerca de la flora de Venezuela” que causa un grato impacto en el joven Badillo. Se dedica a colectar plantas por su cuenta y aprender técnicas para preservarlas como exicatas, apoyándose con frecuentes contactos y visitas al Instituto Botánico de Caracas.
Por el interés demostrado estudiando plantas, en 1937 es nombrado, aún sin tener ningún título formal de estudio, como Botánico Auxiliar” del Instituto Experimental de Agricultura y Zootecnia del Ministerio de Agricultura y Cría, cargo que ejercerá hasta 1938. El Dr. Pittier, lo acepta en su curso, dictado junto con Tobías Lasser, sobre taxonomía del Instituto Botánico en Caracas, donde percibe su gran vocación por los estudios botánicos y lo propone para que pueda obtener una beca para continuar sus estudios en el exterior. Aprobada la beca en 1939 viaja a Argentina y en Buenos Aires se inscribe en la carrera de Agronomía en la Universidad de La Plata hasta 1944, cuando, sin concluir la carrera regresa a Venezuela para hacer luego la reválida, de 1946 a 1948, obteniendo el título de Ingeniero Agrónomo en la Universidad Central de Venezuela. Desde su llegada a Caracas su familia y amigos comienzan a llamarlo el “Ché”, apodo que utilizarán muchos por el resto de su vida. De 1942 a 1946 se desempeña como Botánico Asistente del Instituto Botánico (Servicio Botánico, Herbario Nacional) del Ministerio de Agricultura y Cría, donde ocupa su tiempo al estudio de bibliografías y exicatas de las especies colectadas en pasadas exploraciones botánicas realizadas por Tate, Cardona, Steyermark y William al Sur del país, así como las de Tobías Lasser y Henri Pittier en los Andes y llanos, las cuales resultaron una guía para revisar familias enteras de plantas presentes en Venezuerla. Igualmente fue muy estimulante estudiar las “Plantas Usuales de Venezuela” y su Suplemento, obra del mismo Pittier, así como el trabajo “Initia Florae venezuelensis” de R. Knuth. Dado su destacada vocación por las plantas el propio Pittier lo hace su asistente preferido y en 1945 junto a él y otros miembros del Herbario Nacional como Tobías Lasser, Ludwig Schnee y Zoraida Luces de Febres, forma parte de los autores de la publicación del primer “Catálogo de la Flora Venezolana”, encargándose personalmente de más de 50 familias y comenzar a sentir una predilección especial por la taxonomía de las Caricaceae y las Compositae (más tarde reconocidas como Asteraceae). El catálogo aparece en dos tomos publicados por el Comité Organizador de la Tercera Conferencia Interamericana de Agricultura, el Tomo I en 1945 con el Nº 20 y en 1946 el Tomo II con el Nº 62. Ese año de 1946 recibe un reconocimiento de la IV Asamblea del Instituto Panamericano de Geografía e Historia por la publicación del trabajo: “Contribución al conocimiento y distribución geográfica de las Compuestas en Venezuela”. 


Ernstia

Revista del Herbario "Víctor Manuel Badillo"

Dedicada a las Asteraceae


Su interés por la taxonomía botánica lo llevan a estudiar por su cuenta el idioma latín y el griego  En 1945 gana el Concurso para la Beca “Henri Pittier” para realizar una Pasantía en el Instituto de Agricultura Tropical de Puerto Rico En 1946 es nombrado Asistente de Investigación en el Departamento de Edafología del Instituto Experimental de Agricultura y Zootecnia del Ministerio de Agricultura y Cría hasta 1948.
Desde 1948 hasta 1976 se desempeña como Profesor de Botánica en la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela y desde 1990 como Profesor de Nomenclatura de Plantas en el  Postgrado de Botánica de las Facultades de Ciencias (Caracas) y Agronomía (Maracay) de la Universidad Central de Venezuela.
Víctor Manuel Badillo Francieri

En 1948 el primer Decano Electo, Dr. Fernando Polanco, de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela lo nombra como Director de Escuela de la Facultad. Al fallecer Polanco en un accidente de tránsito ocupa el cargo de Decano Encargado para terminar el período hasta 1950. Ese mismo año es electo Decano de la Facultad de Agronomía para el período 1950 a 1953, período que no logrará terminar por ser cerrada la Facultad por la dictadura de Suárez Flamerith (realmente de Marcos Pérez Jiménez). En 1950 le toca asumir y dirige con éxito la mudanza de la Facultad desde la Hacienda Sosa en El Valle a Maracay. Le toca ocuparse personalmente de estar pendiente de las obras de Maracay donde finalmente se establecerían los diferentes Departamentos de la Facultad que deberán compartir con el Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) del Ministerio de Agricultura y Cría, lidiar con los militares que los presionan para ocupar los terrenos que quedarán en sus manos y funcionará el Fuerte Tiuna o Conejo Blanco, conversar con los profesores para conocer quienes estaban o no dispuestos a trasladarse a Maracay al dictado de las clases, seleccionar como se hará para ir desarrollando los grupos de estudiantes de cada cohorte y en fin, innumerables detalles y problemas que finalmente aborda y resuelve con éxito.
Desde 1951 decide establecerse en Maracay y específicamente adquiere un terreno en El Limón donde construirá su casa. Mientras está cerrada la Facultad ocupa varios cargos como Ingeniero del Servicio de la División de Agroeconomía del Ministerio de Obras Públicas y en 1956 se incorpora como profesor de botánica y es designado Director del Instituto de Botánica Agrícola para los períodos 1956-1957, 1964-1965, 1967-1968 y 1973-1976, destacándose en su gestión por mejorar notablemente el funcionamiento del herbario botánico y la biblioteca del Instituto. En 1969 recibe el “Premio Asociación de Profesores U.C.V.” destinado al mejor trabajo anual científico presentado por miembros del Personal Docente y de Investigación de la UCV por su trabajo sobre las Caricaceae que finalmente, en 1971 publica como “Monografía de la Familia Caricaceae” en la Editorial Nuestra América de Maracay. Ocupa el cargo de Consejal electo para el período 1955-1957 y más tarde es reelecto para los períodos 1967 a 1970 y 1971 a 1973.


Caricaceae (Lechosa)

En 1977 se acoje al beneficio de la jubilación y es nombrado “Profesor Emérito Asesor” del Instituto y no abandona su dedicación a la docencia de postgrado, ni sus labores de investigación en el herbario, aún cuando en el tiempo, impedido de asistir por razones de salud al Instituto, las sigue realizando en su casa, donde algunos compañeros de trabajo, en especial la profesora Carmen Emilia Benitez de Rojas, compañera de trabajo, le llevan libros, revistas y hasta exicatas.
De 1978 a 1979 es nombrado, por su gran experiencia en el manejo de bibliotecas, publicaciones seriadas y bibliografias en general como “Jefe de la Comisión de Información y Documentación” de la Facultad de Agronomía, realizando una excelente labor en la organización y puesta al día de las suscripciones de la Biblioteca Central de la Facultad y del manejo de la Revista de la Facultad de Agronomía. En 1988 es bautizado con su nombre la Unidad Herbario (MY) y Biblioteca del Departamento de Botánica Agrícola de la Facultad de Agronomía y en 1991 el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez inaugura, también con su nombre, el Centro de Recursos Fitogenéticos del Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales Renovables ubicado en El Limón a la entrada del Parque Nacional Henri Pittier.
En diversas oportunidades recibe reconocimientos, premios y órdenes por su encomiable dedicación a la enseñanza e investigación de la botánica, entre ellos Orden “Federación Venezolana del Maestro” (1973), Orden “José María Vargas” de la UCV (1974), Premio Vicente Lecuna del Colegio de Ingenieros de Venezuela (1983), Orden “Henri Pittier” de la Presidencia de la República (1991), Orden “Ciudad de Maracay” por la Alcaldía del Municipio Girardot (1993) y el más alto honor la Orden “Universidad Central de Venezuela” (1997). También es objeto de varios reconocimientos como “Maestro de Botánica” de diversos Congresos y un homenaje de la Revista del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos, la cual le dedica la portada y edición de su número 6 en 1989.


Trabajando con el Herbario (MY)

Ocupa el cargo de Consejal Electo del “Consejo de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela para los períodos 1955-1957, 1967-1970 y 1971-1973. 
El 5 de noviembre de 2008, hospitalizado en la Clínica Lugo de Maracay, fallece de una insuficiencia respiratoria, a la edad de 88 años.
Víctor perteneció, entre otras, a las siguientes Sociedades Científicas y Profesionales:
Miembro de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales
Miembro Correspondiente de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle
Colegio de Ingenieros de Venezuela
Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos.
Miembro de la Sociedad Venezolana de Botánica
Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. EEUU
Miembro Honorario del Consejo de de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela (1993).
Miembro Honorario de la Asociación Venezolana de Herbarios (1998)

Entre sus publicaciones se cuentan:
LIBROS Y MONOGRAFÍAS:
-PITTIER, H. T. LASSER, L. SCHNEE y V.M. BADILLO. 1945. Catálogo de la Flora Venezolana. Cuadernos Verdes, 3ra. Conferencia Interamericana de Agricultura, Tomo I: Nº 20.
-PITTIER, H. T. LASSER, L. SCHNEE y V.M. BADILLO. 1947. Catálogo de la Flora Venezolana. Cuadernos Verdes, 3ra. Conferencia Interamericana de Agricultura, Tomo II : Nº 22..
-BADILLO, VÍCTOR M.  Monografía de la Familia Caricaceae. Maracay, Editorial Nuestra América, 1971. (Premio Anual de la Asociación de Profesores de la UCV al Mejor Trabajo Cientifico del año 1968).
-BADILLO, VÍCTOR M. y L. SCHNEE. 1951.Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela, 1a. ed. Facultad de Agronomía, Caracas, Cromotip.
-BADILLO, VÍCTOR M. y L. SCHNEE. 1959. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela, Facultad de Agronomía, 2da. Edición.
-BADILLO, VÍCTOR M. y L. SCHNEE. 1964. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela, Facultad de Agronomía, 3ra. Edición.
-BADILLO, VÍCTOR M. y L. SCHNEE. 1965. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela, Facultad de Agronomía, 4ta. Edición.
-BADILLO, VÍCTOR M. y L. SCHNEE. 1972. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela, Facultad de Agronomía, 5ta. Edición.
-BADILLO, VÍCTOR M., LUDWIG SCHNEE y C.E. BENITEZ DE ROJAS. 1983. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela. 6ta. Edición.
-BADILLO, VÍCTOR M., LUDWIG, SCHNEE y C.E. BENITEZ DE ROJAS. 1985. Clave de las Familias de Plantas Superiores de Venezuela. 7ma. Edición, Editorial Espasande.
-BADILLO, VÍCTOR M. y C. BONFANTI. 1957. Índice Bibliográfico Agrícola de Venezuela. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza. 305 p.
-BADILLO, VÍCTOR M. y C. BONFANTI. 1962. Índice Bibliográfico Agrícola de Venezuela. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza. Suplemento I.
-BADILLO, VÍCTOR M. y C. BONFANTI. 1967. Índice Bibliográfico Agrícola de Venezuela. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza. Suplemento II.
-BADILLO, VÍCTOR M. y C. BONFANTI. 1977. Índice Bibliográfico Agrícola de Venezuela. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza. Suplemento III.
-BADILLO, VÍCTOR M.  1989. Caricaceae. En Flora de Venezuela 4(1):79-99.
-BADILLO, VÍCTOR M. 1993. Caricaceae; Segundo Esquema. Revista de la Facultad de Agronomía, U.C.V. Alcance Nº 43. 111 pp.
-BADILLO, VÍCTOR M. 1994. Enumeración de las Compuestas (Asteraceae) de Venezuela. Rev. Fac. Agronomía, U.C.V. Alcance Nº 45. 192 pp.
- BADILLO, VÍCTOR M. Caricaceae. En Flora de Nicaragua.

ARTÍCULOS EN REVISTAS CIENTÍFICAS:
-BADILLO, VÍCTOR M. Dos Nuevas Compuestas de Venezuela, Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 8 (55): 237-239, 1943.
-BADILLO, VÍCTOR M. y A. DÍAZ BRUZUAL. A través de las tierras de Barlovento, Contribución Botánica. Memoria de la Soc. Venez. Cienc. Nat. La Salle  4 (10): 28-33, 1944.
-BADILLO, VÍCTOR M. Las Compuestas de los alrededores de Caracas,  Memoria de la Soc. Venez. Cienc. Nat. La Salle 4 (11): 28-33. 1944.
-BADILLO, VÍCTOR M. Compuestas notables o nuevas. Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 9 (58): 131-137, 1944.
-BADILLO, VÍCTOR M. Tamayoa, género nuevo de las Compuestas. Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 9 (58): 139-140, 1944.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una Nueva Especie del Género Eupatorium sec. Hebeclinium. Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 9(59): 189-190, 1944.
-BADILLO, VÍCTOR M. Contribución al Conocimiento y Distribución de las Compuestas en Venezuela. Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 10 (68): 279-320, 1946.
-BADILLO, VÍCTOR M. Sobre la Posición Sistemática de ciertas especies americanas incluidas en los géneros Conyza y Erigeron.  Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 10 (67): 225-258, 1946.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una Especie Nueva del Género Lagenophora en los Andes de Venezuela. Darwiniana 7 (3):331-332, 1947.
-VELEZ, ISMAEL y VÍCTOR M. BADILLO. Comentarios sobre los Piñales Silvestres y Cultivados de la Región del Parguasa, Guayana Venezolana. Agro 5 (14):32-34, 1950.
-BADILLO, VÍCTOR M. Mikania araguensis Badillo, sp. nov. Novedades Científicas del Museo Historia Natural La Salle. Sec. Botánica Nº 2, 1952.
-BADILLO, VÍCTOR M.  Clave provisional para los géneros y especies de la Tribu Eupatorieae (Familia Compositae) de Venezuela.  Revista de la Facultad de Ingeniería Agronómica (Universidad Central de Venezuela), 1 (1):5-24. 1952.
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas sobre plantas de Venezuela. Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 23: 289-293, 1955.
-BADILLO, VÍCTOR M. y BALTASAR TRUJILLO., El palo negro, bella enredadera tropical. Siembra  1 (2):29, 1955.
-BADILLO, VÍCTOR M. Dos nuevas especies ecuatorianas del género Carica. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 4 (1): 57-64. 1966.
-BADILLO, VÍCTOR M. Acerca de la naturaleza híbrida de Carica pentagona, Carica  chrysopetala, Carica fructigrans, frutales del Ecuador y Colombia. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 4 (2): 92-203. 1967.
-BADILLO, VÍCTOR M. Cinco nuevas especies ecuatorianas y colombianas del género Carica. Revista Facultad de Agronomía, (Universidad Central de Venezuela) 4 (2): 67-86. 1967.
-BADILLO, VÍCTOR M. La descripción y sinonimia de la papaya de tierra fría (Carica pubescens Lenné et Koch).  Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela), 4 (2): 87-91. 1967.
-BADILLO, VÍCTOR M. Inventario Anotado de las Caricaceae tenidas hasta hoy como válidas. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 4 (2): 48-66. 1967.
-BADILLO, VÍCTOR M. Esquema de las Caricaceae. Agronomía Tropical, 17 (4): 245-272. 1967.
-STEYERMARK, JULIAN y VÍCTOR M. BADILLO. Una especie de Trigonia de la cordillera costanera venezolana. Acta Botánica Venezuelica 6 : 77-80. 1972.
-BADILLO, VÍCTOR M. y JULIAN STEYERMARK. Una nueva especie de Gunnera. Acta Botánica Venezuelica. 8 : 311-315, 1972.
-BADILLO, VÍCTOR M. Blumea viscosa y Piptocarpha cuatrecasasiana, dos nuevas combinaciones en Compositae. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 7 (3): 9-16, 1974.
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas adicionales a la Monografía de las Caricaceas (I) Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 7 (3): 21-23, 1974.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva y particular especie del género Elaphantopus (Compositae) Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 7 (3): 5-8, 1974.
-BADILLO, VÍCTOR M. Montanoa fragrans, una nueva especie de la Cordillera de la Costa. Acta Botánica Venezuelica 9:129-132, 1974.
-BADILLO, VÍCTOR M. Acerca del género Sachsia (Compositae)  Revista Facultad de Agronomía, (Universidad Central de Venezuela) 8 (3): 111-117. 1975.
-BADILLO, VÍCTOR M. Un nuevo género de Compositae para Venezuela. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela), Maracay 8 (4): 187-191. 1975.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie del género Calea (Compositae) Bol. Soc. Venez. Cienci. Nat. 32(130-131):350-352. 1975.
-BADILLO, VÍCTOR M. Novedades Venezolanas en Asteraceae (Compositae). Bol. Soc. Venez. Cienc. Nat. 32(132-133) : 35-41. 1976.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie de Vernonia de la Sección Critoniopsis. Revista Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela) 9 (1): 87-89. 1976.
-BADILLO, VÍCTOR M. Tres Compuestas de Venezuela. Acta Botánica Venezuelica 13:109-115. 1978.
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas Adicionales a la Familia Caricaceae II. Ernstia 2:21-25.1981.
-BADILLO, VÍCTOR M. Dos compuestas nuevas del Territorio Amazonas de Venezuela. Ernstia 1:1-5. 1981.
-BADILLO, VÍCTOR M. Tres nuevas especies de los géneros Otopappus, Calea y Porophyllum (Compositae). Ernstia 3:4-12. 1981.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una especie de Baccharis nueva para Venezuela. Ernstia 5:14-16. 1981.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva combinación de Critonia (Compositae). Ernstia 6:10-12.  1982.
-BADILLO, VÍCTOR M. Mikania solidinervia sp. nov. y Vernonia karstenii Sch. Bip nuevas en Venezuela. Ernstia 7:20-24. 1982.
-BADILLO, VÍCTOR M. Vernonia marguana Cuatr. nueva para Venezuela. Ernstia 8:7-8. 1982.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una especie del género Aspilia (Compositae-Heliantheae). Ernstia 9:13-16. 1982.
-BADILLO, VÍCTOR M. Viguiera scandens Badillo sp. nov. de Venezuela. Ernstia  15: 13-15. 1983.
-BADILLO, VÍCTOR M. Nuevas combinaciones o sinonimia en Compositae de Venezuela. Ernstia 16:16. 1983.
-BADILLO, VÍCTOR M. Ageratum meridanum sp. nov. de Venezuela. Ernstia 17 : 19-20. 1983.
-BADILLO, VÍCTOR M. Caricaceae en Flora of Ecuador. Nº 20, p. 25-47. 1983.
-BADILLO, VÍCTOR M. Vernonia ruiz-teranii sp. nov. en lugar de V. karstenii Sch. Bip. citada por error como de Venezuela. Ernstia 20:8. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una Nueva Aspilia de Venezuela (Compositae). Ernstia 22:15-16. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M. Sobre Vernonia gracilis HBK y V. moritziana Sch. Bip. Ernstia 23:12-13, 41-42. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M. Aspilia bolivarana sp. nov. de Venezuela. Ernstia 23: 14-16. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M. Vernonia costanensis sp. nov. de Venezuela. Ernstia 23:32-33. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M., C.E. BENITEZ DE ROJAS y OTTO HUBER. Lista Preliminar de Especies de antófitas del Parque Nacional “Henri Pittier” Estado Aragua.  Ernstia 26:1-58. 1984.
-BADILLO, VÍCTOR M.  Nuevas especies de los géneros Vernonia y Lourteigia (Compositae). Ernstia 29:10-12. 1985.
-BADILLO, VÍCTOR M.  Dos nuevas Compuestas del Sur de Venezuela. Ernstia 30:1-3. 1985.
-BADILLO, VÍCTOR M. Tamananthus, género nuevo para la Ciencia. Familia Compositae (Heliantheae-Verbesininae) Ernstia 30:25-28. 1985.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie del género Diplostephium (Compositae). Ernstia 31:1-2. 1985
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas sobre Compuestas de Venezuela. Ernstia 33:6-13. 1985.
-BADILLO, VÍCTOR M. Sobre la vigencia del género Cardonaea Aristeg. et al. (Compositae-Mutisieae). Ernstia 46:8-10.1987.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie de Vernonia Schereb. (Compositae) de los Andes de Venezuela. Ernstia  48:41-42. 1988.
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas sobre dos especies del género Lucilia Cass. (Compositae-Inuleae) de Venezuela. Ernstia 50:9-11. 1988.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una especie nueva del género Cologania Kunth (Leguminosae) Ernstia  52:9-10. 1988.
-BADILLO, VÍCTOR M. Dos especies nuevas del género Critoniopsis y otra del género Vernonia (Compositae).Ernstia 53:10-14. 1989.
-BADILLO, VÍCTOR M. Notas sobre Vernonieae (Compositae) de Venezuela. Ernstia 53:21-22. 1989.
-BADILLO, VÍCTOR M. Enumeración de las Vernonieae (Compositae) de Venezuela. Ernstia 54:1-27 + 24 láminas. 1989.
-BADILLO, VÍCTOR M. Vernonia simplex Less. (Compositae) una especie cultivada como medicinal. Ernstia 56:25-26/ 1989.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una especie del género Gamochaeta (Compositae). Ernstia 57:8-10. 1990.
-BADILLO, VÍCTOR M. Anotaciones adicionales al género Tamananthus (Heliantheae-Asteraceae). Ernstia 2(1-2):17-19. 1992.
-BADILLO, VÍCTOR M. Dos nuevas Asteraceae Andinas de Venezuela. Ernstia 25-29. 1992.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie del género Lourteigia.  Acta Botánica Venezuela. 16 (2-4): 79-82. 1993.
-BADILLO, VÍCTOR M. Una nueva especie del género Pentacalia (Asteraceae:Senecioneae). Ernstia 3(3-4):123-126. 1994.
-BADILLO, VÍCTOR M. Wulffia trujilloi sp. nov. (Compositae-Heliantheae) de la Sierra de Aroa. Venezuela. Ernstia 3(3-4):135-139. 1994.
-BADILLO, VICTOR M. Enumeración de las Compuestas (Asteraceae) de Venezuela.  Revista de la Facultad de Agronomía (Universidad Central de Venezuela),  Alcance Nº 45, 188p.
-BADILLO, VÍCTOR M. Fleishmannia guaramacalana sp. nov. (Compositae-Eupatoriae). Ernstia 3 (3-4):139-141 1994.
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