lunes, 5 de marzo de 2007

MATERIAL PRESERVADO QUE SE PIERDE NO PUEDE RECUPERARSE JAMÁS

Para dar respuesta a un amigo que me pregunta porque no se ha hecho nada por salvar una colección de la que afirmo tiene un valor referencial muy importante para el país, le diré que el problema tuvo, hace años, una infeliz decisión política que llevó a retirar precisamente a los curadores que habían dedicado años de trabajo a su organización, incluyendo a mi persona como Jefe de la Sección de Vertebrados; las cuales quedaron en manos de personas que, luego de ocupar los cargos, no mostraron ningún interés en velar por su preservación adecuada, ni por continuar organizando y estudiando los ejemplares depositados en esta Colección de Vertebrados del Museo del Instituto de Zoología Agrícola "Francisco Fernández Yépez" (MIZA) de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela en Maracay. Hoy deben sentir el peso de la irresponsabilidad al asumir una función que no supieron cumplir. Afortunadamente la Colección de Vertebrados no guardaba holotipos ni paratipos, pero si muchos ejemplares únicos de algunas áreas geográficas, en especial del Parque Nacional Henri Pittier y de bosques, tepuyes y sabanas del sur del río Orinoco. Además muchos fueron estudiados y aparecen señalados como ejemplares examinados y referenciales en diversas publicaciones. Otros representaban referencia de lugares donde ya han desaparecido y no menos ejemplares eran pruebas científicas y únicas de ciertos daños o relaciones con plantas cultivadas o animales domésticos. Al no existir los ejemplares nunca se podrá corroborar o actualizar su correcta ubicación taxonómica, ni corregir o ampliar información sobre características morfológicas y anatómicas. Algunos ya no podrán ser referencias de futuras investigaciones. ¿Puede esto recuperarse? Indudablemente que no. Mientras tanto el lujoso edificio que se construye para depositar esta y las otras dos colecciones zoológicas del Museo, sigue adelante con innumerables problemas y costos que sólo logran darle la razón a aquellos que pensaron que podía lograrse adecuados espacios con una construcción más modesta y sin necesidad de ser tan ambiciosos. ¿Y que hay de las otras dos colecciones? La colección de invertebrados no insectos se encuentra en el mismo estado de abandono, con un problema más grave porque grupos como moluscos, isópodos, opiliones, escorpiones y otros si tenían ejemplares paratipos de importancia imponderable. También era representativa de crustáceos terrestres y dulceacuícolas, de arañas, onicóforos, moluscos, diplópodos, quilópodos y anélidos únicos en relación a sus áreas de distribución y posibilidades de estudios futuros. ¿Y la de insectos? Es la que menos conozco en su manejo reciente, pero algunos investigadores me han manifestado su preocupación por su descuido general en relación a la poca dedicación a su estudio, pocos o ningún nuevo ingreso y la ausencia de publicaciones, con excepción de unas pocas familias o tribus atendidas. En resumen no podemos hacer nada más que solicitar que cambien esta situación, que entiendan que de nada sirve un costoso edificio para depositar especimenes que se están perdiendo por falta de atención y que alguien pueda tener preocupación para investigar y constatar si lo que aquí se afirma es o no una realidad. Ahora estoy jubilado y excluido de cualquier participación en la Colección a la que dediqué gran parte de mi tiempo en la Universidad e igual están de manos atadas tantos otros que pasaron horas organizando e identificando especímenes creyendo en su valor para el futuro.