El pasado 10 de febrero de 2008 la Estación Biológica de Rancho Grande de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela cumplió 42 años de fundada. Con orgullo, desde 1987, lleva el nombre de mi padre (fallecido en 1970), quien fue el principal impulsador de la idea, realizó los planos y supervisó personalmente su construcción en 1966 y le dio vida, junto a su hermano Francisco y otros miembros del personal del Instituto de Zoología Agrícola, para visitarla con frecuencia estudiando la rica fauna de sus alrededores. Hoy se conoce como "Estación Biológica Dr. Alberto Fernández Yépez" de Rancho Grande de la Universidad Central de Venezuela" Gran orgullo también siento por haber sido su director desde 1985 a 1995, es decir durante 10 años de grandes esfuerzos, nunca personales sino con el apoyo de muchas personas ligadas de una u otra forma al estudio de los recursos naturales del Parque Nacional Henri Pittier, a creer que la Estación era ideal para actividades docentes extra-aulas y/o de educación ambiental y a impulsar de forma innovadora lo que se iniciaba con el nombre de ecoturismo. Recordar esa época es mirar investigadores nacionales y extranjeros estudiando su flora y fauna con simples herramientas unos y con sofisticados equipos otros. Es recordar las voces de profesores y maestros explicando las maravillas del Parque o descubriendo secretos naturales recorriendo el Sendero de Interpretación de la Naturaleza "Andy Field". Es añorar aquella neblina que de pronto desdibujaba todo el hermoso bosque y ver las gotas de rocío correr por hojas, troncos y musgos que cubrían las siluetas. Es recordar la alegre llegada de extranjeros que quedaban paralizados ante la belleza escénica que rodeaba el viejo edificio mientras probaban por primera vez en su vida algunas frutas tropicales y sacaban sus costosas cámaras para fotografiar las aves. También es revivir luchas, que ya nadie recuerda, por ganar una soberanía de la U.C.V., por hacer de la Estación un lugar más cómodo para los invitados interesados, redactar proyectos, folletos, reglamentos o firmar acuerdos y comodatos para impulsar su desarrollo. En fin es revivir un período de intensa actividad, del bullicio de niños que nunca habían estado en una jungla, de intercambiar conocimientos con investigadores de todas las latitudes o de organizar reuniones o convenciones con gente dispuesta a entender y defender el ambiente natural incluso en lugares muy lejanos. Nunca me equivoqué al señalar que en Rancho Grande en cada nueva visita se descubría algo nunca antes visto. ¿Qué te pasó mi Rancho Grande? ¿Por qué ahora casi nadie utiliza tus instalaciones para actividades docentes, de investigación, de extensión conservacionista o de ecoturismo? ¿Por qué se deterioran tus espacios? ¿Por qué en lugar de aquella unión entre la U.C.V. e INPARQUES hay ahora rejas para separar las instituciones? ¿Qué pasó Rancho Grande?
jueves, 21 de febrero de 2008
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