viernes, 21 de septiembre de 2007

CARACOL AFRICANO EN VENEZUELA


Una introducción indeseable

Cuando identifiqué unos ejemplares de caracoles de El Limón como pertenecientes a la especie conocida como Caracol Gigante Africano, Achatina fulica, nunca imaginé que despertará tanto interés en personas que, sin ningún conocimiento, se dedicarán a divulgar y alarmar a la población y hasta inventar aspectos totalmente alejados de la realidad. Pude también darme cuenta como un problema de esta naturaleza, es tomada por muchos para figurar o como excusa para involucrarlo en la política del acontecer diario venezolano. La historia de la civilización humana está llena de introducciones de animales a lugares donde no existían y en la mayoría de los casos los resultados han sido negativos. Australia es uno de los mejores ejemplos y está bien documentada. Durante muchos años profesores de zoología de los futuros agrónomos de la Universidad Central de Venezuela insistimos en los riesgos de introducir especies foráneas y uno de los ejemplos que usamos fue la posibilidad remota de que el caracol gigante africano, Achatina fulica, cuya introducción en otros países había resultado catastrófica. Enseñamos que debíamos ser muy precavidos para que esta especie de molusco terrestre no entrara a nuestro país, ni como mascota y mucho menos para establecer crías para comercializar su carne para el consumo humano. Ahora es tarde. De alguna manera personas ignorantes del problema pero muy interesados en ganar dinero fácil establecieron crías ilegales y como era de esperarse algunos ejemplares escaparon de su cautividad. ¿Cuándo pasó? Es difícil determinarlo, pero este año 2007 han aparecido en el país poblaciones muy altas de este caracol en algunas localidades de los estados Aragua, Portuguesa y Sucre. Posiblemente haya sido en fecha reciente porque el crecimiento poblacional del caracol es explosivo y sólo esperamos que con el tiempo disminuyan al enfrentar los elementos de su nuevo ambiente. Ahora podrá aparecer de pronto en un lugar como una plaga agrícola alimentándose de las muchas plantas que pueden formar parte de su dieta. Prefiere las hojas, pero también puede comer flores, frutas, tallos y hasta órganos subterráneos como raíces y tallos. En especial están en alto riesgo las siembras de hortalizas, pero puede causar daños graves en otros cultivos como café, cacao, frutales y ornamentales, entre otras. Pero hay otro peligro potencial, este caracol puede llevar como hospedero intermediario a dos especies de nemátodos cuyo hospedero definitivo son los ratones y ratas, pero accidentalmente también los humanos. Uno es el nemátodo Parastrongylus cantonensis, conocido desde hace muchísimos años y accidentalmente es capaz de entrar al torrente sanguíneo de un ser humano, llegar al cerebro y causarle meningitis eosinofílica o meningencefalitis que puede ser fatal. Otro nemátodo, Paraestrongylus costaricensis, también tiene como hospedero definitivo a los roedores y accidentalmente al ser humano causándole afecciones intestinales y peritonitis. ¿Qué nos espera con esta indeseable introducción del caracol gigante africano? No lo podemos saber, pero lo que si es seguro es que necesitamos investigar muchos aspectos de su comportamiento en nuestro ambiente y enfrentar el problema con la seriedad que el caso amerita y no aprovecharse del problema para figurar sin importarles inventar y alarmar a los venezolanos que creen sin vacilar en lo que leen o ven en los medios de comunicación.