miércoles, 23 de mayo de 2007

RANAS ARLEQUINES

Atelopus cruciger

En la década de los ochenta, antes de que algunos científicos dieran a conocer un alerta por la disminución de las poblaciones de ranas en lugares distantes del mundo, llamamos la atención de que algo debería estar pasando en los bosques nublados de Rancho Grande del Parque Nacional Henri Pittier, al Norte de Maracay en Venezuela. En el diario regional "El Siglo" apareció la nota que alertaba sobre esta curiosa disminución que nos estaba queriendo decir algo, pero que éramos sordos a este llamado. ¿Por qué pensamos que algo estaba cambiando? Simplemente una especie muy común, año tras año, de pronto no fue vista de nuevo desde 1980 a pesar de que el bosque no mostraba ningún cambio aparente. Esta especie cuya desaparición llamó más la curiosidad fue la del sapito verde rayado o rana arlequín de Rancho Grande, Atelopus cruciger, tan común que era casi imposible no toparse con un ejemplar al poco rato de llegar a la Estación Biológica de Rancho Grande. Bien alrededor de los riachuelos dentro del bosque, en los charcos de las lluvias en los patios y jardines o en cualquier parte de las paredes húmedas y cubiertas de musgos del viejo edificio, se podía encontrar al sapito rayado. Nunca pasaban desapercibidos a la vista de algún visitante que se quedaba impactado por su belleza. 
Pareja de Atelopus cruciger en amplexus

Ciertamente es una hermosa rana para poder pasar inadvertida, con su coloración verde amarillenta con manchas negruzcas, algunas alargadas, tanto en el dorso como en sus patas que le dan una apariencia atigrada. Ventralmente son de un color blanco amarillento uniforme. Las hembras miden entre 30 y 50 mm, mucho mayores que los machos que tienen entre 20 y 35 mm de largo. Aunque su popularidad se debió a su presencia común en Rancho Grande, también ha sido observada en otros lugares de la Cordillera de la Costa venezolana. ¿Qué pasó con esta rana que de pronto ya no siguió siendo común? No se sabe exactamente las razones, pero ciertamente lo mismo le ha sucedido a muchas otras especies de ranas en el mundo. ¿Será un producto de los cambios climáticos? ¿De la contaminación? Alberto Fernández-Badillo fue entonces el primer investigador venezolano en llamar la atención sobre la disminución de poblaciones de anfibios en el país.
Más recientemente, 2003, se ha señalado que algunas poblaciones de ranas han enfermado por un hongo patógeno, Chytridiomycota (quítrido), que ha sido identificado como Batrachochytrium dendrobatidis y que luego, desde 2006, ha sido encontrado en algunos ejemplares del sapito rayado de Rancho Grande. Pero ¿Cómo y cuando llegó este hongo a lugares tan distantes unos de otros como los de América, Europa o Australia? ¿Existía ya en estos ambientes naturales?

Gracias a colecciones de ranas efectuadas en el pasado se ha podido conocer que al pie de estas mismas montañas de Rancho Grande, mucho más cerca de la ciudad de Maracay, vivía también otra especie de rana arlequín, la ranita amarilla, Atelopus vogli.

Al parecer también era muy común, pero en los bosques de los riachuelos que forman el río Güey, a pocos kilómetros aguas abajo de Rancho Grande. Esta especie, de color amarillento, es considerada hoy día la única especie de anfibio extinto de Venezuela y la última vez que fueron observadas fue en 1933. ¿Le pasó a esta ranita amarilla de Maracay lo que ahora enfrenta el sapito verde de Rancho Grande? Ambos hábitat están muy cercanos dentro de un área protegida, aparentemente prístinos pero afectados por frecuentes incendios de vegetación y rodeadas de zonas urbanas e industriales. ¿Han disminuido por enfermarse de Quitriomicosis cutánea? ¿O por cambios climáticos? ¿O por efecto combinado de ambos?  ¿Ha cambiado el clima en este lugar a tal punto de afectar estas ranas? ¿Será un efecto de la contaminación atmosférica? ¿De los incendios de vegetación? ¿Han podido cambiar los efectos patógenos de este hongo u otros organismos en la naturaleza? ¿Podrán haber llegado estos patógenos como consecuencia de alguna actividad humana? ¿Existirá lluvia ácida en esta región? ¿Podrá tener efecto sobre estas ranas? Muchas interrogantes con pocas e incluso diferentes respuestas en relación a las localidades donde han desaparecido otras especies de ranas. 

Por eso afirmamos nuevamente, "Pongamos atención a lo que quieren decirnos las ranas arlequín de Rancho Grande:
"LA DISMINUCIÓN DE LAS RANAS PUEDE SER UN ALERTA PARA EL HOMBRE. 
Alberto Fernández-Badillo
Diario El Siglo (Maracay), 17/05/1990